miércoles, 6 de julio de 2011

La gigantesca 'mancha blanca' de Saturno


La gigantesca 'mancha blanca' de Saturno

Astrónomos, han descubierto en Saturno una tormenta gigantesca, que fue bautizada como la Gran Mancha Blanca, que sólo se produce en el planeta cada 29 años y medio terrestres, que es lo que equivale a uno saturnino.

La tormenta, que aún puede verse, fue detectada el pasado 5 de diciembre de 2010 por telescopios de astrónomos aficionados de Japón, que fueron los primeros en dar la alarma. Inmediatamente, los científicos comprobaron que también había sido registrada por el satélite espacial 'Cassini', que orbita el planeta desde el año 2004, y también por el telescopio almeriense en Calar Alto.

En este vecino del Sistema Solar no son raras las tormentas, pero si las que alcanzan estas dimensiones. Empezó siendo un pequeño punto blanco en el hemisferio norte y acabó alcanzando los 10.000 kilómetros en una semana. A los 15 días su diámetro era similar al de la Tierra y tenía una cola de nubes que alcanzaba los 300.000 kilómetros.

El rápido aumento del brillo se acompañó con una actividad eléctrica muy abundante, que quedó registrada por 'Cassini'. Por sus características, los investigadores concluyen que se trató de una tormenta causada por la condensación de amoníaco y vapor de agua que durante dos meses se movió como un chorro de propulsión y aún hoy es visible, aunque mucho más tenue.

Gases calientes

La 'Gran Mancha Blanca' es el quinto fenómeno de este tipo que ha podido observarse desde 1903, cuando las lentes de los telescopios comenzaron a hacerlos visibles, pero en esta ocasión se ha producido nueve años antes de lo que se esperaba, por razones desconocidas.
Los astrónomos aún no saben cómo se disparan estas enormes tormentas a 250 kilómetros de profundidad de la atmósfera de Saturno, dado que la luz del Sol, que está a 1.500 millones de kilómetros (10 veces más lejos que la Tierra) llega ya muy débil. En el artículo, los investigadores afirman que esta tormenta podría confirmar un modelo que tenían previamente, y que requiere que los vientos se extiendan con profundidad hasta las nubes de vapor agua, donde no llega la luz.
"Ha habido una irrupción de la columna de gases calientes que asciende en un chorro y forma las nubes blancas, pero sin modificar los vientos que soplan en los paralelos del planeta. Eso quiere decir que son vientos profundos originados por el calor interno de Saturno que llegan a las nubes", señalan los autores.

Sánchez Lavega, uno de los mayores expertos en el Sistema Solar, explica  que "para los astrónomos, la atmósfera de otros planetas es como un laboratorio natural en el que contrastar lo que ocurre en la nuestra, conocer mejor fenómenos como la gota fría o las tormentas violentes en los trópicos, y por ello este hallazgo es muy interesante".

Rafael Bachiller, director del Observatorio Astrofísico Nacional, añade que, además, aporta conocimiento sobre fenómenos, como la existencia de vientos profundos, que podrían ser similares a los de Júpiter "lo que apunta a un mecanismo que podría ser general en planetas gigantes gaseosos", de los que, hay que recordar, se han encontrado muchos orbitando otras estrellas, es decir, exoplanetas.

Tormentas de Saturno

"Las tormentas de Saturno se expanden impulsadas por los vientos y terminan por rodear todo el planeta a lo largo de un anillo de nubes blancas turbulentas", indica Sánchez Lavega en un comunicado del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

Estos fenómenos tienen lugar en Saturno cada vez que este gigante gaseoso completa una vuelta al Sol (29,5 años) y se han producido en cinco ocasiones en los últimos 130 años.


La última de ellas ocurrió en 1990, por lo que los científicos no esperaban otra tormenta igual hasta aproximadamente el año 2020.

El descubrimiento de esta tormenta blanca sorprendió a un grupo de astrónomos aficionados japoneses que anunciaron en diciembre de 2010 la aparición de una mancha muy brillante en las latitudes medias del hemisferio norte de Saturno, el primer indicio de que el fenómeno se estaba repitiendo.

Desde entonces, los investigadores han seguido el desarrollo de la tormenta desde el Observatorio Hispano-Alemán de Calar Alto, en la provincia española de Almería (sur), mediante una técnica especial que permite obtener imágenes de alta resolución espacial, similares a las del telescopio espacial HST.

Seis meses después, el foco original de la tormenta continúa activo, aunque debilitado, lo que ha sorprendido a los investigadores y ha supuesto "un desafío" para la comprensión de estos sucesos.

Según los expertos, la observación de estas tormentas blancas permite profundizar en el estudio de algunos fenómenos meteorológicos de la Tierra, como las tormentas violentas que se producen en regiones ecuatoriales y tropicales, o la denominada "gota fría".

Además del interés intrínseco de esta tormenta, el director del Observatorio Hispano-Alemán de Calar Alto, David Barrado, subrayó, según informa el INTA, que "los gigantes gaseosos del Sistema Solar son verdaderas piedras Rosetta".



El estudio de Saturno y de fenómenos que allí se producen como esta tormenta blanca ayudan, según los expertos, a entender lo que ocurre en planetas ubicados fuera del Sistema Solar o en las "enanas marrones", cuerpos muy fríos con propiedades a medio camino entre las estrellas y los planetas.

Los científicos investigan ahora cómo la débil iluminación solar que llega a Saturno y que atraviesa las capas de nubes de amoníaco que rodean a este planeta logra provocar tormentas de estas magnitudes.

Existen dos teorías para explicar la formación de estos fenómenos: una de ellas defiende que la fuente de energía radica en la luz solar y que se producen vientos "superficiales", mientras que otra mantiene que la energía procede del calor interno de Saturno y que los vientos son "profundos".


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